Visita
Para Victoria “Toia” Amestoy. En su memoria. Días después comprendería que las sucesivas noches de insomnio que precedieron a su visita, eran el rinraje que jugaba conmigo. Estoy manejando y de pronto se me aparece en el asiento de atrás. Está tan feliz, diáfana y clara. Yo no sé si manejar, si hablarle, si frenar, si largarme a llorar. Y ella se ríe. Cómo se ríe, burlona, de mí. De mis preocupaciones, de mis culpas. Es que Ella puede leerme, puede desnudarme con sólo mirarme. Ahora que dejó el envase. Ella me ve y se ríe, burlona, de mi eterno afán de adelantarme por si acaso, por si sí, por si no. Mientras me explica no quiero ofenderte, es sólo que ahora me causa tanta risa todo, que se creen tan importantes ¡ay, ellos! y las preocupaciones, Dios mío, sobretodo ¡q