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Mostrando las entradas de octubre, 2018

ahora

Ahora   que no puedo ir a visitarte, te encuentro en el aroma a alcauciles y la escarcha del invierno.   Te apareces de golpe, y a veces sonrío pero otras hago fuerza para que no me vean llorar. Ahora,   me pregunto si las decisiones me van tomando, o yo no decido nada, para encontrarme haciendo exactamente todo aquello que juré que no iba a hacer, o de lo que me burlaba, o lo que (ahora me doy cuenta) no entendía. Ahora   puedo ver todo a través del cristal de lo inexorable, todo se me hace claro cuando estoy en tu lugar y digo las mismas cosas. Ahora   me pregunto si de tanto hacerse fuerte, una termina por no sentir nada. Si quedarse solo es una trinchera para que el dolor venga sólo de adentro. Si amigarse con los monstruos es un acto de coraje o una necesidad de supervivencia. Ahora sé que cuando me ofrecías de llevarlo a tu nieto a comprar, para que salga y no esté solito, en realidad era al revés. No te animabas a decir que estabas hablando de vos. Que er

Peor

Peor que andar descalzo en la arena hirviendo. Peor que vomitar con vehemente placer después de una vergonzosa borrachera. Peor que enamorarse de una ilusión, y entrar en el túnel del desamor. Peor que llegar a la escuela y darte cuenta que estás desnudo. Peor que mendigar cariño, chupar las medias y olvidar el perdón.  Peor que no pegar un ojo por el mordisco de un remordimiento. Peor que no tener ni para mentir. Peor que escoba nueva que no barre. Peor que tener cerrada la compuerta del llanto y embotellamiento de dolor. Peor que mofarse de la bajeza y no de los miserables. Peor que te tiemblen las manos cuando ves un anillo. Peor que andar con el torso desnudo transpirado de pudor. Peor que de tanto disimular ya no encuentres donde estaba la herida. Peor que sufrir de mutilación en manos de la escalera mecánica del Shopping. Peor que creer que con esto sí que lo enamoro. Peor que la resignación de no darle en la tecla al amor verdadero. Peor que lleguen las doce y brindar con el pe

posmo

 Tomame sin permiso .Sutilmente. Soltame sin pudor. Sé táctil. Sacame del cotidiano aliento a rutina.  Encendeme con el roce lascivo de tus pupilas exitadas. Escondeme la escoria escindida  en la ensalada orgánica  del clonazepam. Tatuame tu saliva en las prótesis sintácticas. Arrancame con furia remota el contenido del control . Filtrá el espasmo violento del zapping latente de mi vientre salvaje. Humedeceme el prozac  plástico de latex  y soltame lo suficiente para sentirme ligera  ligera pero esperada.  No te muevas, no me dejes, ni me llames.  Apagá por lo menos por un segundo la pupila de los otros  que me está asfixiando.  No te apegues :  Permanecé así , tibio               ambiguo                                   posmoderno.     

Ese barrio

Sí, el barrio ese, donde vive Romina , la verdulera de al lado de la esquina, que con bronca le comenta siempre al repartidor Ramiro , que hace tres meses le vienen bajando menos cajones de manzanas verdes, esas que son las preferidas de Morena, la nena que llora porque se le pedió la revista de Mafalda en el negocio de Martí n que tuvo que decirle a Jorge que no venga más, haciendo todo lo posible por no tener que dejar en la calle también a Marcelo el hermano de Bárbara que no paga la cuota hace tres meses y ya la llamaron tres veces del colegio donde trabaja Natalia que le tuvo que pedir prestado para cargar la sube el último dìa del mes a su cuñada Norita que dejó la piecita sin terminar porque se fueron a las nubes los precios de los materiales que vende Raúl que no quiere preocuparla, pero piensa que no es buen momento para que su hija Daniela deje el puestito en la oficina por más que su vocación sea la pintura. La oficina esa donde este año ninguno se hizo una e

binaria

En la fila del chino me descubrí con dos latas Imperiales. Entonces recordé el mundo binario. donde dos amanecen, Y se acuestan, se cocinan  se esperan. Y se toma cada uno de su lata, A su salud. Ahora el espacio vacío Lo ocupa otra lata. Qué culpa tiene el alma de querer completar esa mitad que ya no está ? Acaso no siempre uno más uno es dos? Dos menos uno, da siempre una mitad? Quizá el problema no sea el espacio vacío  que se intenta llenar con cerveza. Ni el vacío, ni la cerveza, ni la aritmética.